El ajo es uno de esos ingredientes que no puede faltar en la dieta mediterránea. Ya sea como condimento o dentro de algún sofrito, está presente en muchos de nuestros platos. Y lo mejor, contiene nutrientes que son buenos para cualquiera que quiera seguir una dieta saludable.
Resulta curioso que en el Antiguo Egipto, los faraones dieran ajos a los esclavos que trabajaban en las pirámides para que se mantuvieran fuertes. También que si nos remontamos a la antigua Grecia y Roma, se consideraba un alimento medicinal. Lo cierto es que el ajo ha sido utilizado por numerosas culturas hasta el día de hoy.
¿Qué nutrientes destacan del ajo?
El ajo es rico en minerales como selenio, potasio, fósforo, magnesio, zinc y yodo y vitaminas B1, B3, B6 y en menor cantidad, vitaminas C y E. Pero si en algo destaca este alimento es por su alto contenido en azufre, además de arginina, oligosacáridos y flavonoides. Uno de los compuestos azufrados que le da el sabor y el olor característico es la alicina, que es el principal precursor de los compuestos bioactivos del ajo. Para que se formen, hay que aplastarlo con un cuchillo para que se liberen estas sustancias.
Propiedades del ajo contra el cáncer
Tal como recoge el Instituto Nacional del Cáncer, varios estudios demográficos muestran que existe una relación entre el aumento del consumo de ajo y una reducción en el riesgo de ciertos tipos de cáncer como el de estómago, colon, esófago, páncreas y mama. Esto no quiere decir que comer ajo cure el cáncer, puesto que la misma institución considera que no se han hecho suficientes estudios para sacar una conclusión general sobre el ajo y la prevención del cáncer. Lo mismo que se afirma desde el Observatorio de la Comunicación Científica de la Universitat Pompeu Fabra.
Pero, ¿por qué se cree que podría ser cáncer preventivo? Según el NIH, por sus propiedades antibacterianas, su capacidad para bloquear la formación de sustancias que causan cáncer, detener su activación, mejorar la reparación del ADN y reducir la proliferación celular o provocar la muerte celular.
En definitiva, podemos incluirlo en nuestra dieta y beneficiarnos de sus nutrientes, no solo para el cáncer, sino para la salud en general.
Qué otros beneficios aporta el ajo
- Mejora la circulación sanguínea, aumenta la elasticidad de las arterias e inhibe la síntesis del colesterol LDL (malo).
- Tiene propiedades bactericidas, que evitan la proliferación de bacterias que pueden causar infecciones. Por ejemplo, ayuda en casos de infección del aparato respiratorio, aunque en ningún caso sustituya los antibióticos.
- Estimula el sistema inmunitario.
- Resulta beneficioso para el hígado, ya que ayuda a depurar toxinas y metales pesados.
Cómo usar el ajo en nuestros platos
La mejor manera de consumir el ajo para que conserve todas sus propiedades es crudo. Y si lo vamos a cocinar, se recomienda machacarlo media hora antes para que puedan formarse los compuestos azufrados y resistir al calor.
¿Quién no ha comido alguna vez la tradicional sopa de ajo? ¿O pan frotado con ajo? Lo cierto es que se trata de un alimento muy versátil, que se puede comer en ensaladas, en platos fríos como el gazpacho, en guisos o dentro del sofrito como base para cualquier arroz. Las opciones son prácticamente infinitas.
Precauciones
Para los que tienen el estómago muy delicado, les puede resultar indigesto y provocarle ardor. Las personas susceptibles de úlceras en el estómago deberían evitarlo.
Asimismo, hay que tener precaución con el abuso del ajo en crudo si se están tomando anticoagulantes y antes de una operación, ya que como se ha comentado, contribuye a fluidificar la sangre. Las personas con tendencia a tener la tensión baja tampoco deberían abusar, ni las embarazadas. Estamos hablando de sobrepasar los 2 ajos crudos diarios, no de introducir el ajo normalmente en nuestros platos de cocina.
Alternativa: el ajo negro
El ajo negro es una alternativa al ajo blanco, que no repite, ni pica y por el contrario, tiene un sabor suave y un poco dulce. Y no solo eso, es 10 veces más antioxidante que el ajo común, aunque este último tiene mayores propiedades antisépticas.
El ajo negro surge de someterlo a ciertas condiciones de temperatura y humedad, que hace que se fermente de forma natural. Esto le aporta propiedades similares a las del ajo común y algunas de ellas se potencian, como su capacidad antihipertensiva.
Fuentes:
Instituto Nacional del Cáncer: Ajo y la prevención del cáncer https://www.cancer.gov/espanol/cancer/causas-prevencion/riesgo/dieta/hoja-informativa-ajo#r6
La ciencia no respalda el consumo de ajo para reducir el riesgo de cáncer: https://www.upf.edu/es/web/comunicacio/noticies/-/asset_publisher/Z43gkEdp7zFm/content/id/220466701/maximized#.XH5-jbiCHIU
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