El cáncer de estómago es el quinto más diagnosticado en el mundo, a gran distancia de las cifras de este tipo de cáncer en España. Concretamente, en 2020 se estimó que habría unos 7.577 nuevos casos de cáncer de estómago en nuestro país.
Dicho esto, vamos a centrarnos en aquellos hábitos de vida que incrementan o por el contrario, reducen el riesgo de padecer cáncer de estómago, según el Continuous Update Project (CUP), la fuente de investigación científica más grande del mundo sobre prevención y supervivencia del cáncer a través de la dieta, la nutrición y la actividad física, que forma parte de la Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (WCRF).
Qué incrementa el riesgo de cáncer de estómago
Según esta publicación, hay evidencia sólida de que el consumo de alcohol y de alimentos conservados en sal incrementa el riesgo de sufrir cáncer de estómago. Asimismo, también hay una fuerte evidencia de que el sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de cáncer de estómago (cardias)[1].
¿Qué más datos interesantes recoge esta extensa investigación?
Hay cierta evidencia de que el consumo de carne y pescado a la parrilla incrementa el riesgo de cáncer de estómago. También, comer poca fruta.
En cuanto a la carne procesada, también se relaciona con un incremento del riesgo de cáncer de estómago (no cardias)[2].
Por el contrario, hay cierta evidencia de que comer frutas cítricas podría disminuir el riesgo de cáncer de estómago (cardias).
Otras causas del cáncer de estómago
Según esta investigación global, otras causas del cáncer de estómago relacionadas con hábitos de vida podrían ser fumar —se han estimado que un 11% de los casos en el mundo son atribuibles al tabaco—tener infecciones causadas por bacterias como la Helicobacter pylori y la Epstein-Barr virus, que todavía se está investigando como causa; o bien, haber estado expuesto a la industria química. En este último caso se refiere a la exposición ocupacional en ambientes polvorientos y con altas temperaturas como las plantas de procesamiento de la madera, los operadores de máquinas de alimentos y también otras industrias como la fabricación de caucho, la minería del carbón, el procesamiento de metales y la fabricación de cromo, que se han asociado con un riesgo elevado de este tipo de cáncer.
Aclaraciones
[1] Hablamos de cardias cuando el tumor está en la parte superior del estómago, donde este se une con el extremo inferior del tubo de deglución (esófago). El cardias es un esfínter que separa el estómago del esófago para impedir que el contenido del estómago vuelva al esófago.
[2] Cuando nos referimos a un cáncer de “no cardias”, hablamos de un tumor situado en el resto del estómago.
Estudios científicos
An update of the WCRF/AICR systematic literature review and meta-analysis on dietary and anthropometric factors and esophageal cancer risk. S Vingeliene, DSM Chan, AR Vieira, E Polemiti, C Stevens, L Abar, D Navarro Rosenblatt, DC Greenwood, T Norat. Ann Oncol. 2017 Oct 1;28(10):2409-2419. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5834025/
Summary: Stomach cancer. How diet, nutrition and physical activity affect stomach cancer risk. World Cancer Research Fund/American Institute for Cancer Research Third Expert Report Diet, Nutrition, Physical Activity and Cancer: a Global Perspective https://www.wcrf.org/dietandcancer/stomach-cancer
Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): Informe “Las cifras del cáncer en España 2020”: https://seom.org/seomcms/images/stories/recursos/Cifras_del_cancer_2020.pdf
Advertencia:
El contenido del presente sitio web es de carácter general y tiene una finalidad meramente informativa, sin que se garantice plenamente el acceso a todos los contenidos, ni su exhaustividad, corrección, vigencia o actualidad, ni su idoneidad o utilidad para un objetivo específico.
Toda la información que se ofrece a través de esta página web no sustituye, en ningún caso, un asesoramiento sanitario cualificado.
Se declina toda responsabilidad sobre las consecuencias que un mal uso de este contenido pueda tener en la salud de los pacientes. Así mismo se recomienda que los pacientes comuniquen a su oncólogo convencional qué terapias complementarias les acompañan durante los tratamientos convencionales.