Con la avena que os haya sobrado al hacer la leche de avena podéis hacer unas sabrosas y sanas galletas para desayunar o merendar.

Coged la pasta y añadirle dos cucharadas soperas de sirope de Ágave. Si os gustan más dulces podéis añadirle algo más de sirope.

Mezcladlo todo bien con un tenedor o con las manos. 

Si os gustan los frutos secos podéis añadirle trocitos de nuez o de almendras. Por su alto contenido en calcio son muy recomendables para los pacientes oncológicos, ya que no pueden tomar lácteos.

Una vez la masa esté lista coge una bandeja que pueda ir al horno, cúbrela con papel albal y engrasa la superficie con un poco de aceite de oliva. Coloca varias cucharadas soperas de la masa que has preparado encima de la bandeja sin que se toquen las unas a las otras. Estas cucharadas se convertirán en galletas.

Mete la bandeja en el horno pre-calentado a 180ºC durante treinta minutos. Pasado este tiempo mira si están suficientemente cocidas. El agua se habrá evaporado y tendrían que estar doradas por encima. Si no lo están déjalas un poco más vigilándolas cada pocos minutos.

Cuando estén listas, sácalas del horno y deja que se enfríen. Separalas del papel albal y guárdalas en un bote de cristal.

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