Estudios preliminares muestras resultados sorprendentes. Está en marcha el estudio con personas.
Hace tres años, Siyaram Pandey, bioquímico de la Universidad de Windsor (Canadá), comenzó a estudiar las propiedades anticancerígenas del extracto de raíz de diente de león, por petición de la oncóloga Caroline Hamm, que tenía curiosidad porque algunos pacientes con leucemia que lo tomaban por iniciativa propia habían mejorado.
Por ejemplo, una paciente de 85 años normalizó su recuento de glóbulos blancos tomando infusión de extracto. Pandey pensó que «debía tratarse de una coincidencia, pero comprobar si había algo no haría daño a nadie». En los primeros experimentos en tubos de ensayo comprobó que forzaba la muerte de células causantes de la leucemia mielomonocítica crónica. Fue una gran sorpresa y lo fue aún más cuando observó que no hacía ningún daño a las células sanas (los tratamientos de quimioterapia suelen actuar tanto sobre células enfermas como sanas).
La investigación continúa. Pandey ha conseguido 155.000 euros para continuar las investigaciones. Actualmente se encuentra en la primera fase de experimentación con personas. Pandey ha superado su escepticismo y cree que unos resultados positivos significarían una revolución en el tratamiento del cáncer. Hamm considera incluso que aunque los primeros datos fueran negativos, no dejaría de creer que «en el diente de león hay algo».
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