Los enemas del café formaban parte de la práctica médica habitual cuando el Dr. Max Gerson los introdujo en terapia del cáncer en los años 30. Basándose en trabajos de laboratorio, Gerson creyó que el cafeína podría estimular el hígado y la vesícula biliar para descargar la bilis. Esto ayuda a eliminar toxinas del organismo y contribuye a mejorar la salud del paciente de cáncer.
En 1981 los doctores Lee Wattenberg y sus colegas demostraron que las sustancias encontradas en el café- kahweol y cafestol palmitate- promueven la eliminación de toxinas de la circulación sanguínea.En el hígado y en el instestino delgado neutralizan las toxinas del cuerpo. La química y la física fisiológicas han demostrado que los enemas de café dilatan los conductos biliares, facilitando la expulsión de toxinas a través del hígado y la pared colónica.
Fuente: Medicina Ortomolecular
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