Las recetas caseras ofrecen buenos resultados.
El deseo de vivir en un hogar limpio no debe realizarse al precio de exponerse a los agentes tóxicos y contaminantes que contienen los productos convencionales. No hace falta utilizarlos. Uno mismo puede elaborar en casa alternativas naturales para cada uso que ofrecen buenos resultados. No obstante, hay que respetar las fórmulas caseras tradicionales, pues las mezclas inadecuadas de ciertas sustancias, aunque sean naturales, pueden causar irritaciones en la piel o los ojos.
“Los polvos de bicarbonato se bastan para eliminar la mayoría de manchas de grasa, los olores y casi cualquier tipo de suciedad”.
En general, en las recetas caseras conviene utilizar agua mineral, destilada u obtenida por ósmosis inversa para evitar la acción de los compuestos clorados y de la cal del agua del grifo.
Multiusos. Un limpiador natural y de aroma agradable para todo tipo de superficies –acero inoxidable, encimeras, maderas, plásticos, cerámicas…– se elabora con una mezca de 600 ml de vinagre blanco, 300 ml de agua y 30 gotas de aceite esencial de eucalipto. Puede guardarse en un frasco pulverizador y se aplica sobre la superficie o utilizándolo para humedecer un paño.
Metales. Los productos de higiene doméstica más agresivos se utilizan en la limpieza de los objetos de metal, pero hay opciones ecológicas. El latón y el cobre se pulen con una mezcla de tres cucharadas de zumo de limón y una cucharada de bicarbonato. Si el objeto está tiznado, se sumerge en vinagre caliente con una o dos cucharadas de sal. En cuanto el brillo, aparece si se seca inmediata y enérgicamente con una gamuza de piel. Los objetos de acero pueden sumergirse en zumo de limón diluido con agua y luego frotarse con un estropajo metálico.
Limpiacristales. Un eficaz limpiacristales casero se prepara con una mezcla de agua y vinagre a partes iguales y unas gotas de jabón líquido. Para obtener los mejores resultados, se pulveriza sobre el cristal y se frota con papel de periódico. Otra alternativa es prepara una mezcla con el zumo de un limón, 400 ml de agua sin cal y una cucharadita de maizena. La mezcla, que debe agitarse bien antes de cada uso, se guarda en una botella de plástico con rociador.
Limpiasuelos. Sea cual sea e l tipo de suelo, vale la pena detenerse a considerar si es necesario utilizar las balletas desechables o la aspiradora, teniendo en cuenta el gasto energético que supone.
Los suelos de madera o cerámica se mantienen limpios pasando diariamente una mopa acrílica en seco y húmeda una vez a la semana. Los suelos de terracota quedan perfectos con una mezcla de agua y vinagre blanco al 50 por ciento. Los de madera sin tratar necesitan más cuidados, incluyendo la aplicación de linaza y ceras nutritivas (de carnaúba, por ejemplo).
Salpicaduras y derramamientos. Tanto en suelos como en muebles, las salpicaduras y derramamientos deben secarse inmediatamente. Si queda marca, puede pulirse la zona con una cera de abeja ligeramente oscura. Luego se pule a menudo hasta que desaparezca. Los arañazos se tratan de la misma manera.
Cera pulidora. Para preparar una cera pulidora, se rallan 75g de cera de abeja pura y se ponen dentro de un bol al baño maría hasta que se derritan. Se añaden 150 ml de de aguarrás y 10 gotas de aceite esencial de lavanda. Se remueve bien y, antes de que se enfríe y se endurezca, se vierte en un frasco de boca ancha y un par de centímetros de profundidad.
Quitamanchas. Las manchas en las alfombras suelen ser la excusa para utilizar todo tipo de productos artificiales, agresivos y tóxicos, para hacerlas desaparecer. Sin embargo, los polvos de bicarbonato se bastan para eliminar la mayoría de manchas de grasa, los olores y casi cualquier tipo de suciedad, tanto de las alfombras confeccionadas con fibras naturales como de las sintéticas. Simplemente se espolvorea sobre la mancha fresca para que la absorba y luego se pasa la aspiradora. Las que se resistan, se pueden tratar de la misma manera con harina de maíz. Otras opciones son mezclar una parte de jabón líquido y cuatro de agua hirviendo. Cuando se temple, se bate hasta que se convierta en espuma y se aplica con toques de esponja. Se retira con un paño húmedo.
Por otra parte, las alfombras debieran ser sacudidas al aire libre y expuestas al sol por lo menos un par de veces al año –en otoño y primavera, por ejemplo– para eliminar polvo, mohos y bacterias.
Las manchas producidas por animales domésticos pueden combatirse con una solución de tres cucharadas de vinagre y una de jabón líquido. Se deja trabajar la mezcla durante un cuarto de hora y luego se seca con un paño.
Ropa. Para lavarla hay que adquirir detergentes ecológicos o con el distintivo de “la flor” europea. Incluo se puede elaborar un jabón líquido en casa con un litro de agua hirviendo, dos tazas de jabón de manos rallado, dos tazas de bórax y dos tazas de sosa. Se añade lentamente el jabón al agua hasta que se derrite todo. Luego se mezcla el líquido con el bórax y la sosa en un cubo, removiendo hasta que todo está disuelto. Finalmente, se añaden 8 litros más de agua y 10 gotas de un aceite sencial aromático. En cada colada se usan unos 50 ml de esta mezcla. En lugar de un suavizante se puede añadir a la colada un vaso de vinagre blanco, que además protegerá la lavadora frente a las incrustaciones de cal.
En la cocina
El bicarbonato sódico es el ingrediente imprescindible. Mezclándolo con agua a partes iguales (cuatro cucharadas de cada, por ejemplo) se hace una pasta antiséptica, desodorizante y no abrasiva, con la que se puede limpiar el interior de la nevera, las superficies de aluminio, la grifería o las ollas.
Satenes de hierro o acero. Cuando tienen suciedad incrustada, se espolvorean con una fina capa de bicarbonato y un dedo de agua hirviendo. Se deja reposar una noche y, por la mañana, se frota con un estropajo metálico.
Encimera. Se puede limpiar espolvoreando el bicarbonato y exprimiendo el zumo de medio limón. Luego solo hay que frotar enérgicamente con un paño húmedo.
En el baño
Superficies cerámicas. La suciedad en los lavamanos, bañeras y demás superficies de cerámica se elimina con la pasta elaborada con crémor tártaro y agua oxigenada.
Azulejos. Se pueden pulir con una mezcla a partes iguales de sal, bicarbonato y vinagre.
Manchas de cal. En las mamparas y cortinas de baño podemos eliminar las manchas de cal con vinagre blanco –se deja actuar diez minutos y luego se pasa un paño.
Cisterna. Se limpia echando 150 ml de vinagre blanco y cepillando las manchas antes de vaciarla. Para desinfectar el fondo, se vierten 125 ml de agua con 15 gotas de aceite de árbol de té y se deja que actúe un rato. Si se atascan las salidas de agua, en lugar de sosa cáustica o productos similares, conviene utilizar un alambre desatascador o, mejor aún, desmontar uno mismo el sifón y limpiarlo a conciencia.
Desinfectante. Ya sea para el baño o la cocina, en lugar de los detegentes que incorporan compuestos antibióticos inconvenientes, como el triclosán, que no es eficaz y favorece la aparición de bacterias resistentes, podemos elaborar nuestro propio limpiador desinfectante con 25 ml de bórax y 1 l de agua caliente.
Antimoho. El feo y dañino moho negro que se forma en las cortinas o las mamparas de la ducha se elimina aplicando directamente vinagre concentrado. Puede verterse en los rieles, dejando que actúe durante unos minutos.
Ambientadores. Los convencionales están repletos de aromas sintéticos que traicionan a los naturales y llenan el aire de compuestos volátiles irritantes y alergénicos. En su lugar, podemos encender velas de cera de abeja o de soja –nunca de parafina– que incluyan esencias naturales. Podemos también vaporizar aceites esenciales con pequeños quemadores o aparatos que funcionan con ultrasonidos y que además sirven para humidificar el ambiente. Esto es conveniente sobre todo en invierno, debido al uso de la calefacción. Otras posibilidades son hervir plantas o especias, como canela, clavos de olor, eucalipto o lavanda.
Ingredientes que conviene evitar
Los glicoléteres, que se descubren en la lista de ingredientes por la presencia de la palabra “glycol”, son disolventes que pueden alterar los sistemas nervioso y endocrino (se vínculan a una reducción en la cantidad y la calidad de los espermatozoides).
La monoethanolamine (MEA) se asocia con asma, daños hepáticos e irritaciones de piel, ojos y vías respiratorias.
Los ácidos hidroclorhídrico y sulfúrico, y el amoniaco, que se emplean en productos para el baño, son sustancias tóxicas que pueden causar quemaduras e irritaciones de las vías respiratorias y los ojos.
Los alquilfenoles etoxilados, en detergentes y desinfectantes, son sospechosos de alterar el sistema hormonal.
El triclosán es un agente bactericida que no ha demostrado su eficacia en los productos de limpieza y que una vez liberado en el entorno favorece la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos existentes.
Las fragancias sintéticas, (“parfum” en la lista de ingredientes) favorecen el asma, las alteraciones hormonales y, probablemente, varios tipo de cáncer.
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