Por Gretchen Reynolds
A estas alturas se acepta bastante bien que la inactividad física es mala. Recientemente se la ha relacionada con el 6% de los casos de enfermedades del corazón en todo el mundo y el 11 % de muertes prematuras en los Estados Unidos. El ejercicio es bueno porque tiende a aumentar la vida y proteger contra las enfermedades del corazón. Sin embargo; pocos estudios realmente muestran que el ejercicio reduce los impactos no saludables de sentarse demasiado. Las personas que trabajan, pero también se sientan durante largas horas, pueden compartir los mismos riesgos para la enfermedad y la muerte prematura que sus pares menos activos.
Debido a que estas correlaciones se establecieron principalmente a través de la investigación epidemiológica basada en encuestas que vinculan la salud y el estilo de vida en lugar de los experimentos, las interacciones fisiológicas entre la inactividad y el ejercicio se han mantenido en gran medida desconocido. Pero un estudio publicado el mes pasado en el diario americano de la fisiología – endocrinología y metabolismo, compara directamente los ejercitadores que también se sientan extensivamente con los que son más activos generalmente. Los hallazgos sugieren que un solo ejercicio vigoroso puede hacer poco para contrarrestar los efectos de la prolongada sesión, mientras pasear con frecuencia, además de hacer ejercicio parece mantener el daño a raya.
https://www.nytimes.com/2016/12/09/well/move/keep-it-moving.html?_r=0
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