La práctica habitual de la meditación ofrece como principales beneficios:
– Relajación física.
– Paz mental.
– Mejor capacidad para gestionar el estrés.
– Mayor desarrollo del pensamiento creativo.

Según un estudio presentado por el Instituto Canario de Investigación y Cáncer, la meditación puede elevar las defensas de los pacientes oncológicos al reducir los niveles de estrés a los que se ven sometidos.

Iniciarse en la práctica de la meditación no es complicado, pero sí es cierto que muchas personas encuentran dificultades para observar sus pensamientos cuando empiezan a meditar. No obstante es importante no desfallecer ni enfadarse por no conseguirlo. Es normal que sea así y, además, en pocos días se consiguen notables mejoras y lo más importante: desde el primer día te sentirás más relajado.

Si quieres iniciarte en la meditación pero todavía no tienes claro qué tipo elegir te proponemos una práctica muy sencilla: todas las mañanas, al despertarte, siéntate en una silla que tengas en una habitación tranquila de tu casa.

Siéntate con los ojos cerrados y observa cómo el aire entra y sale por tu nariz. Si te viene algún pensamiento a la mente, obsérvalo. Es decir, si te viene un pensamiento de “tengo que hacer la cama” no respondas con un pensamiento del tipo “cuando haya desayunado lo haré”. Observa el “tengo que hacer cama” y sigue centrando tu atención en la respiración.

Los primeros días puedes realizar este ejercicio diez minutos por la mañana al levantarte y diez minutos antes de acostarte. Cuando te sientas cómodo con esta práctica puedes alargar la meditación a quince minutos, luego a veinte hasta llegar a meditar una hora por la mañana y una por la noche. Durante el día estarás más tranquilo y por la noche descansarás mejor.

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