De las páginas de la Sociedad Americana de Oncología Clínica.
Por Steven J. O’Day, MD
Si bien no hay pruebas concluyentes sobre qué especies microbianas son más importantes para la salud, parece claro que cuanto más diversa sea la composición microbiana, mejor. Un microbioma diverso puede protegernos del cáncer:
• superando (desplazando) a los patógenos causantes de cáncer.
• reduciendo la inflamación.
• respuestas inmunes primarias.
Mientras tanto, cada vez hay más pruebas del papel del microbioma en el refuerzo de las defensas inmunológicas contra el cáncer. Las respuestas inmunes a las bacterias intestinales parecen ayudar a estimular la respuesta inmune al cáncer. Además, a través de las señales moleculares, como la citoquina IL-10, las bacterias intestinales beneficiosas pueden disminuir la inflamación y fortalecer las respuestas de células T contra el cáncer no solo en el intestino sino en todo el cuerpo.
Ciertas bacterias intestinales producen una molécula llamada butirato que estimula a los actores clave en el control del cáncer, las células T reguladoras y las células T auxiliares. El butirato también ejerce un efecto directo sobre las células cancerosas, al desactivar los genes implicados en el crecimiento celular y activar los genes que desencadenan el suicidio celular (apoptosis). Las investigaciones iniciales mostraron que el butirato puede bloquear el crecimiento de células de cáncer de colon in vitro y experimentos en los ratones sugieren que la ingesta dietética de probióticos y/o prebióticos con fibra soluble puede aumentar la producción de butirato y retrasar el desarrollo del tumor.
Además de fibra, las bacterias intestinales pueden usar otras fuentes dietéticas para producir una gama de productos químicos preventivos del cáncer:
• Las urolitinas antiinflamatorias se producen a partir del ácido elágico (que se encuentra en las bayas, las nueces, las granadas)
• El antioxidante equol se produce a partir de daizdeína (que se encuentra en los alimentos a base de soja)
• Las isotiocianitas antiinflamatorias y bloqueadoras del cáncer se producen a partir de glucosinolatos (que se encuentran en las verduras crucíferas como el brócoli y el repollo)
• El ácido linoleico conjugado antiinflamatorio se produce a partir del ácido linoleico (un componente de los aceites vegetales)
Una dieta rica en fibra puede aumentar la abundancia de bacterias preventivas del cáncer y productoras de butirato en el intestino. Las dietas altas en proteínas y bajas en carbohidratos, por otro lado, pueden cambiar la fermentación en el intestino, llevando a niveles elevados de nitrosaminas dañinas y niveles disminuidos de moléculas protectoras como butirato y fenoles. Otra investigación sugiere que una dieta alta en grasas puede cambiar el microbioma de una manera que aumenta la producción bacteriana del ácido biliar DCA, que promueve el cáncer de colon y esófago. Aunque todavía hay controversia sobre este tema, colectivamente estos hallazgos sugieren que consumir una dieta rica en fibra y basada en plantas puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer.
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