La palabra hipertermia (HT) procede del griego “hiper” que significa exceso y “termia” que significa temperatura.
La utilización de la temperatura como elemento terapéutico se menciona ya en los textos egipcios, 5.000 años a.C.
Parménides, afirmaba en el año 540 antes de Cristo: “dadme el poder de producir fiebre y curaré todas las enfermedades”. Esta frase posee actualmente un gran valor sobre todo en lo que se refiere al tratamiento de las enfermedades crónicas y a los tumores.
Hipócrates también menciona la hipertermia y la emplea igualmente en el tratamiento de los tumores de mama. En la Edad Media la Escuela de Galeno la usa como elemento terapéutico importante.
Ya en nuestros días, y concretamente en lo que a su uso en oncología se refiere, es a finales del siglo XIX cuando Coley la emplea con gran éxito, usando toxinas bacterianas.
Desde mediados del siglo XX se vienen empleando diferentes métodos de hipertermia, tanto local (HTl) como sistémica (HTs). En estos momentos son muchas las sociedades científicas dedicadas al tema de la hipertermia y por resaltar las más conocidas y activas podemos mencionar la ESHO (European Society of Hyperthermic Oncology) la ICHS (International Clinical Hyperthermia Society) o la DGHT (Deutsche Gesellschat für Hyperthermie) así como un revista científica la International Journal of Hyperthermia.
Los mecanismos de acción de la hipertermia no son aun bien conocidos a pesar de existir mucha literatura sobre ella. Tampoco existen unos protocolos internacionales comunes, pero sí hay suficientes datos empíricos y procedentes de los estudios que nos indican cuál parece ser la mejor forma de aplicación. Por la cantidad de centros que la aplican, no tardarán en aparecer indicaciones estudios clínicos randomizados que avalen la eficacia de los protocolos.
Fuente: Clínica Dr. Santos
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