Este simple ejercicio te ayudará a mantener la calma durante el día y a recuperarla en aquellos momentos en los que te sientas agitado.

Te recomendamos que lo incorpores a tu rutina diaria. Todas las mañanas, al despertarte, siéntate en una silla que tengas en una habitación tranquila de tu casa.

Siéntate con los ojos cerrados y observa cómo el aire entra y sale por tu nariz. Si te viene algún pensamiento a la mente, obsérvalo. Por ejemplo, si te viene un pensamiento como “tengo que hacer la cama” no respondas con un pensamiento del tipo “cuando haya desayunado lo haré”. Observa el “tengo que hacer cama” y sigue centrando tu atención en la respiración. Se trata de no contestar a los pensamientos con otro pensamiento.

Los primeros días puedes realizar este ejercicio diez minutos por la mañana al levantarte y diez minutos antes de acostarte. Cuando te sientas cómodo con esta práctica puedes alargar la meditación a quince minutos, luego a veinte hasta llegar a meditar una hora por la mañana y una por la noche. Durante el día estarás más tranquilo y por la noche descansarás mejor.

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